por Jorge Arabito
Carlos Moreno defendía a los obreros de la Asociación de Obreros Mineros Argentinos de la empresa Loma Negra atacados por la silicosis. Cuenta la periodista Claudia Rafael que ellos iban a verlo y al retirarse dejaban una huella de polvo sobre las sillas de su humilde oficina. Una sombra de muerte les habitaba los pulmones. La misma sombra que acechó a Moreno una noche de abril de 1977 al salir de su casa para comprar cigarrillos y un chocolate a su mujer.
Esa enfermedad es producida normalmente por la inhalacion de particulas de silice, que se depositan como polvo en los pulmones ocasionando una respuesta patológica del organismo. Es una de las enfermedades profesionales mas difundidas, y se la conoce desde la antiguedad. Incapacita a quienes la padecen para trabajar, pero fundamentalmente para vivir.
Carlos Alberto “el Negro” Moreno había logrado probar en la justicia que los obreros de la embolsadora de la Fábrica Loma Negra se enfermaban de silicosis. Los trabajadores no se jubilaban porque se morian antes. Resquebrajamiento de los dedos, que se les ponian como palillos de tambor, temblequeo permanente en las manos, o poca capacidad respiratoria entre otros, eran los síntomas compartidos por los afectados, de los cuales solo cinco de cada cien llegaban al retiro. Y estaba muy cerca de comenzar a obligar a la Empresa a reconocerlo, haciendo modificaciones de seguridad e higiene laboral. Además debía reducir la carga horaria de trabajo e indemnizar a familiares de fallecidos.
A partir del golpe de 1976, los trabajadores habian visto tronchados sus derechos laborales, tales como las leyes que establecian las condiciones de trabajo insalubre, y a partir de ello se multiplicaron en todo el país los accidentes laborales, la silicosis y la vejez prematura.
Muchos ante este panorama de terror se escondieron. Pero “el Negro” no. Se enfrentó a la aparente generosidad de “Don Alfredo” Fortabat para demostrar que el trabajo en Loma negra mataba.
A nivel laboral para prevenirlo se recomienda limitar la exposicion para evitar que se declare la enfermedad en base a establecer niveles de exposición aceptables, la utilización de filtros y vestimentas adecuadas. Pero la empresa prefería desangrar a los obreros hasta que dieran su último esfuerzo vital. Según los estudios, pocos años de exposición al polvo de silice bastaban para provocar la enfermedad, que cuando se manifestaba ya era cronica e irreversible. Entonces solo quedaba atender los sintomas y resolver la fuente del problema, lo que la cementera no quería hacer.
El audaz e imprescindible trabajo de este joven abogado laboralista seguramente le colocaron en la mira de los asesinos, tanto militares como civiles. Lo que en el juicio que se desarrollará en Tandil se comenzará por fín a demostrar.
increoble lo de este abogado laboral
ResponderEliminarGRan articulo sobre este senor abogado laboral
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